lunes, abril 23, 2018

Desafío 30 Bolsas en 30 Días

El nombre es un plagio, lo sé, aunque el desafío oficial es el que les conté hace aproximadamente 2 meses que se llamaba 40 Bags in 40 Days. Encontré tan enriquecedor haber participado de ese grupo en Facebook (y sigo en él) que sentí un deber conmigo misma y con el mundo de transmitir el mensaje: se puede vivir con menos, se puede eliminar cosas que nunca van a servir, se puede organizar una casa no sólo por mantenerla ordenada, sino para sentirse mejor con uno mismo.

En marzo abrí un grupo en Facebook para mis amigos y conocidos con la idea de entregar toda la información que he ido adquiriendo y que la vez ellos vayan invitando a más personas para hacer un gran grupo de apoyo para aquellas personas que no se sienten con fuerza o motivación o que no se les haya ocurrido que en realidad en sus casas hay más objetos de lo que necesitan para vivir. 

La mayoría somos mujeres. Creo que nos importa más el tema de nuestras casas y estamos mucho más involucradas. Lo entretenido de todo, es que los hombres se van contagiando igual y los hijos también. La gracia está en el contagio insconciente, al ver espacios despejados y ordenados, sin pensarlo mucho uno tiende a mantener ese orden. En todo caso, hay que trabajar porque eso resulte.

Ya llevo casi 4 meses en este proceso de eliminar acumulación innecesaria en mi casa y aún no termino. Con este nuevo desafío y estando a la cabeza en la motivación del grupo, espero poder cerrar el ciclo de una vez por todas para mi casa. El progreso ha sido maravilloso y me queda tiempo libre para hacer lo que me gusta hacer: leer, cocinar, salir, cantar, etc. 

No se trata de tener mucho tiempo. Es verdad que para ciertas cosas es necesario un tiempo mayor si la acumulación es muy grande, pero a medida que vamos progresando es cada vez menos el tiempo que se necesita. Con 15 minutos diarios puedes desechar cosas del baño o de la cocina. No demoras mucho en revisar todos los envases y ver sus fechas de caducidad. Las bolsas o cajas con "cosas que alguna vez pueden servir" también son fáciles de revisar. Los cargadores y cables si no tienen dueño, debes desecharlos. Los calcetines sin pareja no sirven. Los lápices sin tinta tampoco. La sábanas o toallas con hoyos tampoco debes guardarlas... no se trata sólo de tiempo. Se trata de voluntad. 

Y ojo que no basta con eliminar una cosa al día porque cuando vayas de compras es probable que vuelvas con una cantidad similar a la eliminada y verás que vuelves a lo mismo. La decisión debe ser drástica. 

De a poco me he ido instruyendo en este tema del minimalismo, así es que si tienen preguntas, pueden hacerlas aquí abajo. Éxito!!

Yo ya partí con la primera bolsa de este nuevo desafío. Pongo aquí algunas fotos de su contenido, para que vean que en cuanto a ropa no sólo se trata de eliminar ropa vieja y en mal estado, sino que aquélla que no hemos usado en mucho tiempo, que nos queda la talla, que no nos hace sentir cómodas o simplemente que no nos hace felices.






Aquí abajo, dejo un check list de todos los elementos que deberíamos revisar de modo de establecer un orden en cuanto a lo que resulta más facil a lo más dificil de revisar/desechar.

No olvidar que no estoy incentivando de botar todo a la basura. Primero separa lo que vas a conservar, luego lo que vas a regalar/donar, lo que se puede reciclar y luego lo que vas a botar.


Y para cerrar, a modo de motivación, les dejo el link a la página de Los Minimalistas. Tienen un documental muy bueno en Netflix que muestra cómo el mercado nos ha ido obligando a consumir cada vez más para "ser felices", pero esa felicidad finalmente no llega con las cosas... Véanlo. Vale la pena. Yo lo vi el sábado :D

Saludos!









viernes, abril 20, 2018

Limpieza digital

Si hay algo que me resulta muy cómodo es pagar y comprar por internet. Creo que es un gran invento. Poder pagar las cuentas básicas de luz, agua y gas, además del cable, el celular, grandes tiendas, entre tantas otras evitando tener que ir a cada una de las sucursales de cada empresa, hacer fila y perder tiempo, es lo mejor del mundo. Junto con estos pagos por internet, además me envían el comprobante de pago a mi cuenta de correo, por lo que puedo tener registro de cada uno. Mentiría si digo que los uso alguna vez, pero al menos sé que los tengo guardados de forma virtual.

Así como pago cuentas, también me inscribí - o me inscribieron de forma automática - a varias newsletters (no sé cómo traducirlo) de tiendas que venden por internet y me llegaba información muchas veces que no pedí recibir o que no me interesaba hasta que la vi. Así estuve durante años recibiendo basura en mi correo electrónico que limpiaba de vez cuando enviando los correos a la carpeta de no deseados, leyendo uno que otro para saber de qué se trataba y entre esas veces que me ponía a leer mis spams, encontré ofertas irresistibles y que estúpidamente más de alguna vez compré porque me vino un impulso arrollador y SIN PENSAR hacía click por aquí y por allá y a los pocos días, llegaba a mi casa un paquete con zapatos, lápices, libros, MUEBLES, ropa de cama, etc.  Muchas de estas compras realmente fueron sólo porque estaba barato, no porque lo necesitara. Y aquí estaba el gran error: comprar porque sí.

Los encargados de crear los mensajitos de ofertas, lo saben hacer. Y pucha que lo hacen bien. Increíblemente bien. Los odio. Pero la culpa es de nosotros, que nos dejamos seducir a través del email. Por algo lo hacen. No faltan los pavos que caemos. Me han llegado correos ofreciéndome estadías en termas, ventas de vehículos, ofertas de pasajes a todo el mundo, lámparas, productos de belleza, tiendas de mascotas, premios de lotería (mula), multas no pagadas (mula), avisos de bancos (entre ciertos y falsos), entre un millón de otras cosas que jamás me han interesado y que por algún motivo, alguien se apropió de mi correo electrónico y se tomó la libertad de mandarme información que no he pedido. 

El punto es que ahora que me di cuenta de la burbuja en la que estaba metida, decidí eliminar todas las suscripciones de todas las tiendas a las que he comprado por internet, en las que tengo tarjeta de crédito y cada correo nuevo que recibo que no quiero recibir más, pongo "desuscribir" y lo mando a la carpeta de spam. Lo bueno es que el Gmail permite separar en carpetas la información que va llegando, por lo que es más fácil ir priorizando la información y se sabe de antemano cuando llega información basura. 

- Cuando llega correo no deseado, la vacío inmediatamente y no leo nada de lo que ahí llega, a excepción de los títulos de forma rápida para que no se pase alguno que pudiera importarme en serio, pero en general no llega nada importante a esa carpeta.

- He vaciado mi correo, aunque todavía no me he dado el tiempo de borrar todo. Es mucho y tengo poco tiempo que prefiero dedicar a las cosas físicas tangibles.

- Limpié el listado de contactos de mi teléfono celular. Habían nombres que no conozco (de alguna venta quizás) y personas con las que no hablo nunca. Eliminé al menos 10, aunque creo que fueron más. 

- Borré fotos del teléfono también y limpié lo rescatado en Icloud, porque hay muchas cosas que no me interesa guardar ahí. Tendemos a sacarnos más de una foto en una misma posición y/o situación y se nos olvida borrar las repetidas. No tiene mucho sentido guardar varias iguales. Ojo ahí.

- Limpié el escritorio de mi computador. Estaba lleno de archivos que sólo descargué para mirar una vez. Saqué los accesos directos a algunos programas, dejé "a mano" sólo lo que me sirve y que uso siempre. Me falta limpiar algunas carpetas de 'documentos' y 'cargas de cámara'. Ya empecé, pero algunos tengo que revisarlos uno a uno.

- Para cerrar, la decisión final es no volver a comprar nada que no necesite. Lo vpy a cumplir tanto poara compras virtuales como físicas. Quiero hacer un análisis a fin de año viendo cuánto logré ahorrar.

NOTA 
Dato para limpiar el computador de los archivos temporales:
- Inicio - Buscar y escribir %temp% y de esa carpeta borra todos los archivos. El computador se vuelve más rápido casi de forma inmediata :D












jueves, abril 19, 2018

Lo que me hizo clic

Ya se habrán dado cuenta que estos últimos 3 meses me he dedicado a vender, regalar y botar muchas cosas. Esto no es al azar. No es que tenga necesidad urgente de plata o que me haya quedado sin trabajo o que tenga que mudarme a otro país ni nada de eso.

Hay tres grandes razones y una de ellas muy muy importante:

1°. Tomé conciencia que no las necesito y no aportan en nada a mi vida ni a mi bienestar ni a mi felicidad

2°. Ocupaban espacios físicos en mi casa y se me estaba volviendo un poco agobiante el hecho de tener que esquivar obstáculos, ordenar a cada rato y mover "las cosas que algunas vez podrían servir" de aquí para allá y en realidad nunca han servido.

Y la más importante

3°. Tuvimos junto a D y la Fran a fin de año una experiencia límite que me hizo clic. No he escrito nunca sobre el accidente, salvo un pequeño texto en Facebook e Instagram. No había encontrado el momento adecuado ni las palabras correctas. Ahora puedo incorporarlo a un contexto en el cual hablar del apego a la vida y el desapego a las cosas materiales tienen mucho sentido. Y aquí voy…

He escuchado durante años a algunas personas decir, si es que no toda mi vida, que las cosas materiales no tienen ninguna importancia, que el dinero no hace la felicidad, que existe una ley de atracción que permite que nos ocurran cosas buenas si es que así creemos que será, que lo esencial es invisible a los ojos. A pesar de que está lleno de mensajes estilo Dalai Lama en todos lados, pasa algo curioso: nuestro estilo de vida, ese estilo que se nos impuso y que debemos cumplir de una u otra forma para encajar con los demás, hablemos de la última moda, los miles de productos de belleza, el último modelo de auto, teléfonos, computadores entre un sinfín de PRODUCTOS que nos harán más felices, pareciera no estar acorde con las frases que muchas veces llamamos cursis o cliché.

Miro hacia atrás y me sorprende haber estado sumergida en este mar de acumulación. No sé bien si tenía miedo a perder algo o me sentía muy sola. He leído que la acumulación se asocia a carencias o falta de algo, sin embargo no sabía que me sentía así o quizás no me daba cuenta del daño que me estaba causando. En estos pocos meses he logrado cambios tan radicales en mi casa que sin mentir debo haber eliminado unos 500 kg de cosas, entre muebles, ropa, artículos de ferretería, zapatos, libros, ropa de cama, pinturas (lacas y barnices), cables, comida (sí, comida vencida), productos de belleza y cosméticos, etc. Y les cuento que es verdad que una vez que ordenas tu espacio vital, te sientes más liviano, más descansado. Porque nuestra casa es nuestro espacio, DEBE ser el lugar donde nos sintamos seguros y en paz, no ese lugar al que no queremos llegar por “pucha, tengo que ordenar”. (ya me extenderé más en este punto más adelante en otro artículo).

El accidente me hizo clic. Cuando volví a mi casa después de haber pasado el año nuevo en el campo, adolorida pero descansada, encontré a mi perrita Coca enferma. Se murió esa misma semana. Un día después de mi cumpleaños. Boté tanta pena en lágrimas, entre el estrés del choque y esta pérdida tan dolorosa, mi corazón y mi cabeza hicieron clic. ¿De qué me sirve una casa llena de cosas si no me aportan felicidad, si no permiten que me sienta a gusto en ella y lo peor de todo, si no aportan a devolverme a mi perrita. ¡Basta! Ya fue suficiente, me dije.



Llevaba varios años pensando en ampliar mi casa. El espacio era insuficiente para todas las cosas que tenía guardar. Ése era mi argumento para pensar en ampliar. Estaba equivocada. Cuando decidí ampliar de una vez por todas (octubre 2017 lo decidí), me dije a mí misma que no me iba a permitir llenar la parte nueva con la misma acumulación. La casa ya no iba a ser la misma de antes. Iba a tener espacio a mí gusto, a mí estilo, como yo quería que fuera y no acomodando lo que tenía. Si había que cambiar todo, lo haría. Y lo hice.

Las decisiones radicales son difíciles de tomar, pero hace falta un empujón o un empujoncito, para partir. De vuelta en mi casa, a comienzos de año, imaginaba mirando todo el “desastre” que había en mi casa, en la bodega, en la leñera, dentro de los clósets y de los cajones si el accidente hubiera sido fatal, ¿qué habría pensado mi familia al tener que revisar todo lo guardado? ¿qué habrían hecho con las cosas? Quizás habrían pensado que me gustaba guardar todo eso o se habría preguntado ¿por qué guardaba esto? ¿y esto otro? Es algo que me dio vueltas varios días. Y entonces… partí con la eliminación. En inglés hay un concepto llamado “decluttering” que no tiene traducción al español, pero que significa sacar de tu casa todo lo que no te aporte, desechar cosas inútiles, limpiar, ordenar, organizar, etc. Eso fue lo que apliqué y lo sigo haciendo.

Me faltaba un clic. Y fueron varios clics en poco tiempo. Fue como un reseteo. Una nueva oportunidad. No le doy a nadie la sensación de estar vivo sabiendo que tu vida puede acabar en unos segundos. Todo lo demás se recupera, menos la vida. Si necesito algo, lo compraré cuando lo necesite. Ya no necesito guardar cosas que algunas podrían servir, porque quizás nunca más me vayan a servir.


Dedicato a ti, mi perrita linda. Sigues siempre presente en mi corazón.

domingo, abril 15, 2018

Eliminar productos vencidos

Sacando una cuenta aproximada, debo haber botado al menos 40 productos vencidos, entre productos de belleza, alimentos y medicamentos. 

Cuando partí ordenando mi dormitorio, aparte de atacar el clóset y cómoda, me enfoqué en "desocupar" el espacio usado por la enorme cantidad de cremas, cosméticos y otros productos de belleza que estaban dispersos sobre distintas superficies y cajas.

Tengo algunas fotos para que se hagan una idea:


Los productos de este collage de fotos estaban todos o sin uso desde hace varios o definitvamente vencidos con sus etiquetas de vencimiento sacándome la lengua. Lo más triste es que mucho de ellos estaban con más de la mitad del contenido lleno y nunca los usé. Esto pasa cuando compras en caliente y te dejas llevar por ofertas o avissos de TV. 

Puse una publicación en Facebook de que trocaba todo esto por alguna planta y recibí una begonia. No es que yo quisiera intoxicar a otras personas, pero como era regalo, la persona que pasó a buscar las cosas, habrá tenido que revisar y ver qué le sirve y qué no. Ahí ya escapa a mi responsabilidad. 

Estas fotos que vienen a continuación son productos que tenía en el baño guardados adentro del vanitorio. Lo sorprendente es que el mueble vanitorio lo tengo hace alrededor de 6 meses y esos productos llevan vencidos al menos 1 año. O sea, los guardésólo por guardarlos. El desodorante lo tenía en mi oficina "por si acaso". Uff, menos mal que no tuve que usarlo.




Y para terminar, en estas fotos muestro un resumen de todas las comidas que tenían fechas de vencimiento de varios meses y años ue tenía en mi guarados dentro de mi despensa. De igual forma que lo he hecho con el resto de muebles, vacié el mueble de la despensa en febrero producto de los arreglos de la casa y volví a guardar los mismos alimentos vencidos sin revisarlos. Nuevamente, sorprende eso de guardar por guardar.





Obviamente al pasar por una crisis-golpecerebral-zamarreo-tomadeconciencia como ésta, me di cuenta de que me sobraban demasiadas cosas que no usaba, que ocupaban mucho espacio, que había que moverlas para limpiar, que pude haber ocupado más de alguna sin haber revisado su fecha de caducidad. Probablemente con las cremas aparte de alguna alergia no hubiera pasado nada más, sino que lo triste o llamativo de todo es que estuve con esas cosas durante muuucho tiempo sin uso y más encima gasté plata que de una forma u otra terminó desvanecida. 

Nota mental 1: No comprar nada que no necesite de verdad
Nota mental 2: Ocupar lo que tengo antes de comprar algo nuevo
Nota mental 3: Revisar las fechas de los productos y sobretodo los alimentos y ordenarlos en la medida de lo posible por consumos prioritarios. (Eso fue lo que hice con los paquetes abiertos de alimentos, y los puse en una caja de "prioridad" por sobre los que siguen sellados)

viernes, abril 13, 2018

Ordenando mis libros

Me encanta leer. Me encantan los libros. Me enseñaron desde pequeña a cuidarlos. En el colegio usábamos mucho la biblioteca y si pedíamos libros para llevar a la casa, había que devolverlos intactos. Existía la modalidad de préstamo de los libros de estudio, por lo que cada año a uno le tocaba el libro que había usado un alumno del curso superior el año anterior. A mí mamá le encanta leer desde que era niña. A mí papá también le gusta leer, aunque siento que le gusta más tener libros que leerlos. Por  todo esto y porque siento que leer hace bien, ayuda a la memoria, permite imaginar lugares y personajes a la pinta, aprendes a escribir con mejor ortografía y porque te da un espacio personal absoluto, es que amo los libros. 

Hace tiempo compré un estante muy lindo (y caro) pensado en usarlos como un gran librero para poder tener una colección de libros. Sin embargo, no pasaron más de 2 meses cuando las repisas empezaron a ceder por el peso y se empezó a deformar y tuve que recoger los libros varias veces y lamentar que se quebraran adornos que habían entremedio. Fue una pelea constante con el mueble. Junto con la ampliación (construcción) y con la decisión de además ampliar los espacios móviles en la casa, es que decidí vender este famoso estante como se ve en la foto, ya sólo estaba usándolo para poner puros adornos. Mucho espacio ocupado, para nada.




En el proyecto del comedor, dejé espacio para un estante empotrado que es parte de la casa, el que pedí al maestro que confeccionara con maderas barnizadas y con un tratamiento más bien rústico. Hasta hace unos días no me había tomado el tiempo de organizar correctamente los libros, sino que los había puesto sin mucho pensar en cada uno de ellos.

Siguiendo el método Konmari y varias ideas que he ido tomando de internet, es que decidí dejar sólo los que me hacen feliz de tenerlos, los que quiero leer, los que me producen alguna sensación de agrado. Entre ellos destaco mi colección en progreso permanente de Stephen King, Jane Austen e Isabel Allende. En general me gusta leer historias de amor y de suspenso y es la temática típica de mis libros.

Los clasifiqué por autor y tamaño y luego por colores o tipo de edición. Les comparto cómo quedó. Todavía creo que podría mejorar un poquito más la distribución de tamaños, pero así como está igual me gusta.

No voy a guardar elementos en mi casa que no me provoquen placer ni que estorben a mi movilidad, por lo que separé aquéllos que quiero guardar de aquéllos que se van. Ahora me falta ver cuáles serán sus destinos. Botarlos JAMÁS.

Estos son los libros que no quiero conservar. Debo revisar otro librero pequeño que tengo para seguir ordenando y purgando los que no me aportan.



De lo aprendido:

1. Cuesta soltar los libros. A veces me siento con Bella de "La Bella y la Bestia" que se fascinó cuando la bestia le mostró su biblioteca. Pero me acuerdo del mal olor que toman los libros viejos y se me pasa. 
2. Guardar sólo los libros que generen una sensación agradable al verlos. No guardar libros sólo por guardarlos. Ocupan espacio, pesan y se llenan de polvo. Siempre habrá alguien que quiera leer lo que tú no.

Algunos 2 enlaces que pueden revisar para ver cómo organizar los libros y clasificarlos:








martes, abril 03, 2018

Desafiada

Terminé el desafío de los 40 días antes de tiempo, porque no me di cuenta que dentro de las reglas, estaba descansar los Domingo. De todas formas, hasta hoy no he parado de ordenar y de buscar cosas en mi hogar que estorban y no aportan en nada.

Ahora estamos haciendo un desafío que partió el 19 de marzo y quedó "montado" sobre el que yo estaba haciendo (y que ya terminé), y ya vamos en el día 16. Se llama "Desafío anti-acumulación en 30 días". Básicamente consiste en deshacerte de todo lo que no aporta ninguna función ni importancia a tu vida (ni a la de tu familia), 

Yo partí el desafío anterior con muchas ganas y tuve tan buenos resultados que se me ocurrió la idea de motivar a mis amigos y conocidos y que ellos a su vez invitaran a los suyos para formar una red de ayuda. (La mayoría son mujeres, al parecer nos preocupa más el tema de la organización y nos estresa más tener tanto cachureo). Lo que suele pasar es que no sabes por dónde empezar. El grupo gringo del cual participé (sigo ahí) fue super motivador, porque me di cuenta que, si bien mi casa era una gran caja de cachureos, hay personas que viven con muchos más y también están dispuestas a hacer algo por mejorar sus casas y sus estilos de vida. Por esto, me vi en la necesidad de transmitir lo que he aprendido. A veces mostrando con el ejemplo, puedes enseñar mejor que sólo aconsejando. Hay que partir teniendo ganas. Al pincipio se produce mucha ansiedad. A mí, al menos todavia me cuesta soltar cosas por soltar. Hay algunas que no puedo regalar, porque creo que puedo venderlas. Pueden pasar meses esperando a algín comprador, pero creo que ésa es una veta que tengo en mi ADN de la cual no me voy a liberar fácilmente.

A modo de resumen, les cuento que haber sacado de mi casa todo el montón de cosas que les fui mostrando en los 40 posts anteriores me ha hecho sentir cada día más liviana, con menos apego a las cosas materiales, a necesitar menos y valorar lo justo. Ya no me dan ganas de comprar adornos, porque sinceramente ya no sabría dónde ponerlos. Vendí el gran estante que cumplía justamente esa función y ahora no tengo más espacio para nuevos cachureos. 

Aún habiéndome liberado de cientos de kilos de "basura" y cachureos. todavía me quedan muchas cosas por sacar que, aunque son menos voluminosas, igual usan espacios que no quiero que estén ocupados. Aprendí que entre más cajas, cajones, estantes y muebles tenga, más cosas van quedar guardadas y dentro de las mejores lecciones que he aprendido está la frase "si necesitas más lugares para guardar cosas, no es porque tengas poco espacio, sino que tienes muchas cosas".


Mi gran inspiración es Marie Kondo y acabo de encargar 2 libros suyos. Deberían llegar esta semana. Cuando los tenga en mano, les voy a ir compartiendo tips. Por ahora pueden unirse al grupo "Desafío AA en 30 Días" en Facebook.